lunes, agosto 21, 2006

CUANDO REGRESAS

A la vuelta de un viaje siempre esperas que todo haya cambiado,
que una nueva cotidianeidad te esté aguardando
que todo lo que te rodea se haya transformado,
como a ti te parece que tu lo has hecho,
pero no es así.
Todo sigue igual, hasta tu misma te adaptas a tu anterior yo,
ese que apenas recordabas,
ese que no es que no te gustase, pero que te habías olvidado de él,
y te invade inevitablemente la melacolía,
un ajetreo de recuerdos, un vaivén de imágenes,
que parecen ya de otro tiempo,
que son de otro tiempo.